A finales del año pasado, la Casa Blanca anunció que comenzaría a normalizar las relaciones con Cuba, luego de 50 años de severas sanciones económicas.
Ubicada a unos 145 km frente a la costa de Florida, Cuba quedó aislada por restricciones a los viajes y un embargo impuesto hace décadas. Por su proximidad y su vibrante cultura latina, la isla ha sido un destino prohibido pero cautivante para los estadounidenses curiosos por experimentar el modo de vida de la nación caribeña. Por esta razón, cuando el presidente Obama anunció que el comercio con Cuba mejoraría, los entusiastas de los cruceros y los integrantes de la industria turística especularon que Cuba podría abrir pronto sus puertos a los turistas norteamericanos.
Así que, ¿qué representa para los cruceros este nuevo deshielo en las relaciones diplomáticas entre los EE.UU. y Cuba?
Desgraciadamente, no parece probable que haya cambios significativos para los vacacionistas al Caribe —al menos, no todavía—. Por el momento, los viajes a Cuba siguen restringidos a varias clasificaciones específicas, como la necesidad de atención médica, competencias atléticas, periodismo, por razones religiosas o la visita a familiares.
El mayor cambio para los estadounidenses que viajen a Cuba es que ya no necesitarán adquirir una licencia especial de la Oficina de Control de Activos en el Extranjero del Departamento del Tesoro. Además, los límites en el monto que un visitante puede gastar allá y los tipos de negocios que puede emprender se han relajado. Esta ampliación de las actividades económicas aceptables tiene el potencial de estimular más todavía el comercio entre los países, y quizá animar a una mayor apertura de relaciones.
A pesar de todos estos cambios, el turismo general aún está prohibido bajo las nuevas reglas —y eso significa que no hay cruceros—. Para permitir que un número mayor de norteamericanos viaje a Cuba, el Congreso tendría que aprobar una ley que lo permita específicamente. Sin embargo, por ahora no parece haber planes entre los políticos estadounidenses para hacer eso.
No obstante las complicaciones y la lentitud de los procesos diplomáticos involucrados, el reciente anuncio de la Casa Blanca podría ser el primer paso de la introducción de un nuevo y exótico destino al itinerario caribeño de los cruceros, en algún momento durante los próximos años.